La fortaleza (poesía)

Un desengaño otoñal
convirtiera a una belleza
en la más umbría, penosa,
fría y desolada fortaleza.

Un enamorado soñaba,
día y noche con ella,
en su boca navegaba,
en su boca de doncella.

Con ventanas de acero,
con la puerta cerrada,
se encontró su te quiero
en una  tarde soleada.

Mas persistió el enamorado,
y las ventanas se abrieron,
y a aquel otoño mal parado,
bendiciones lo cubrieron.

José Enrique Oti García.







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