Miscelánea de autodidacta

La deseo, señora .  se lo digo a la madrugada, a la brisa que trae las risas y las penas, a las violetas, margaritas y azucenas, a la luna bajo dulce noche estrellada. La deseo. señora,  cómo la luz a la madrugada cómo el marino a las mágicas sirenas, cómo el halcón a las elevadas almenas, cómo el invierno desea a la  helada. La deseo,  señora,  porque es un faro que ilumina, por que es el más encantador fuego y porque tiene encanto de peregrina. La deseo, señora,  por ese delicioso aroma a espliego, a hierba mojada, a naranja mandarina, La deseo, incluso si del deseo reniego. José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

El primer amor es algo especial y perdura en la memoria,             mas jamás se debe comparar con el actual,                                cada uno tiene su historia                                      y su propia gloria. .José Enrique Oti García.

Mujer, eres hermosa, hermosa cómo la campiña en primavera, cómo los naranjos al vestirse de azahar, cómo ola que besa con ternura la ribera, cómo primer beso de temprano despertar. Mujer, eres dulce, dulce cómo un abrazo entre criaturas, cómo lo trinos de enamorado jilguero, cómo un ramillete de cerezas maduras, cómo el inolvidable primer te quiero. Mujer, eres todo, todo lo que se puede imaginar. Torbellino, brisa, fuego, agua fría, agua templada, remanso de paz en cansino camino, refugio de besos en noche estrellada. José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

Había comenzado la primavera, la que la sangres altera. El zorro Cascorro, que era tartamudo, se encontró con la zorrita Lolita, que tambien era tartamudita, y le dijo en voz bajita: -¿Sabi, sabi, sabi, sabias que hace, hace, hacer, el amo, amo, amor, es lo más placen, placen, placentero, del mun, mun mun, mundo entero? -Sabí, sabí, sabia. pero yo no  quie, yo no quiero, hace, hacer, hacerlo con usted, titi, titi, ttiritero. Se les apareció un diablo, medio español, medio argentino, y a la zorrita Lolita, le dijo, con poco tino: -Patatas, no te da, cebollas, tampoco, Dios te  la dio... vos que la tenéis... ¿Para que la queréis? El diablo, se marchó y yo no sé que pasó. ¿Harían el amor? Cada cual que piense lo que le vaya mejor? José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

¡Ay, matrimonios de ciegas y ciegos,   que tenéis reparos en daros placer! ¿Por qué la ceguera no os dejará ver    que cuando las luces se apagan       Dios bendice lo que haga         un hombre y una mujer? (Véase:  Corintios: 7: 3-5) José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

Como un rayo de sol en un bello atardecer. Cómo un rayo de luna en noche oscura. Cómo panacea que todos los males cura, eres tú,  en la vida del hombre, mujer. Eres dulzura celestial que hace florecer en el desierto más desolado la ternura, que puede devolver al pobre loco la cordura, que ama con cuerpo, alma... con todo tu ser. Eres ángel  si hay que ser ángel, o diablesa si toca ser diablesa. Puedes ser gamberra tigresa, dulce leona o gatita traviesa. Eres lo más bello que Dios puso en la Tierra. Eres, mujer, una encantadora princesa guerrera,  que no tiene miedo a la guerra. José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García

José Enrique Oti García.

José Enrique Oti Garcia.

Calquera muller que esté núa ó anoitecer eclipsa á lúa. Vela é soñar co prohibido, é querer roubar o seu sentido. Curte feridas o seu sorriso. Nas margaridas un paraíso. Na súa mirada, hai humildade, Na mel gardada, sensualidade. Rosa bendita pra namorado, é flor bonita, flor de agrado.. Anxo sen donos. Auga nos dedos. Soño de soños sen máis segredos. Xosé Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

La brisa trae el aroma del mar. Ya se fue el tempestuoso invierno, Es primavera. Tiempo de soñar. Tiempo de flores. El tiempo más tierno. Tiempos de risas y de alegrías. De sueños qe están por realizar. Tiempo de olvidad melancolías. Tiempos de ser amados y de amar. Tiempo de perdernos entre las flores, y cada jardinero en su jardín gozar de los deliciosos olores de una flor, rociada con carmín. José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

Amor sacro y amor profano nunca irán de la mano  ya que están          cu biertos con distinto velo,  pero, al final,  los dos nos acaban                  llevando al cielo...  por eso, ama a tu Dios, pero no                 descuides  a tu pareja,  que el hambre es zorra                  vieja, y un  falso: " Te quiero", podría  dejar                             entrar al zorro  en tu gallinero. José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

El amor verdadero, es el que se queda cuando ya se fue el efusivo:       "te quiero". Es el que resiste al día nublado, al  día de lluvia,              al día nevado, y a toda clase de tempestad, y quien                   diga que ese no es amor de verdad,  en mi                          modesta opinión,  está faltando                                          a la verdad. José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

Quisiera ser un pícaro verderón. y ver cómo te bañas cada mañan mientras trino una dulce canción tras los cristales de la ventana. Quisiera ser brisa, para juguetear con las preciosas flores de tu jardín. Quisiera ser el sol, para calentar tu talle, talle con aroma a jazmín. Quisiera ser esclavo de tu aliento, de tu risa, de tus labios, de tu piel. Quisiera perder el conocimiento siendo a mis instintos salvajes, fiel. Quisiera ser mágica barca de plata que navega por un mar de cristal donde las bellas olas son de  nata, y sus mareas, de gozo celestial. José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

El amor también tiene cosas de chico malo y  nos dará más   de un palo. Cuando esto ocurra, debemos de ser  capaces       de hacer con el palo leña y con la leña una hoguera,          hoguera de besos, de caricias, de primavera,              que es la mejor manera de hacer las paces.                 Y es  que el amor es un divino regalo,                          pero debemos  luchar por él,                              y si no luchamos, malo. José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

Sensual sensación el ver los luceros                                      /vidriosos. las danzarinas pestañas,                                      /centelleando, la música de los suspiros                                     /acariciando, la de movimientos de talles                                    /generosos. Sensual sensación la de los abrazos                                    /melosos, la de la preciosa tigresa,                                     /ronroneando, la del placer de la  paloma,                                     /agonizando, la de los inenarrables segundos                                      /gloriosos. Sensual sensación la del aleteo,                                         /penitente, cuando vuela tan lejos del cálido                                           palomar que pasa de guía estelar a                                         /invidente. Sensual sensación la de su sereno                                  

José Enrique Oti García.

Los seres humanos cuando tenemos algo dejamos de darle su valor       real. es cómo si ya no fuera especial, por eso un consejo voy          a dar a quienes lo quieran tomar: Seas Hombre o mujer,             jamás dejes de valorar lo que tienes en tu hogar, que                      si tu no lo valoras siempre habrá  quien                                   quien lo sepa valorar. José Enrique Oti García.

Quien aprende a vivir con poco desde la cuna contra la envidia tiene la mejor vacuna. José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

La magnitud de la pasión desbocada. El agosto que se vuelve enero. Los ojos mirando hacia la nada. El ocaso de un bello lucero. El derecho volviéndose del revés. Y cae, cae un bello aguacero. La sensualidad de los dedos de los pies El reclamo de los cimas erectas El saber que nunca hay dos sin tres. Las c aderas, moldeadas, perfectas. El aroma del monte de las tentaciones. La sin hueso, la sin hueso y sus tretas. La cara más escondida de la gula es sacarte  el néctar que llevas dentro. y lo que pone, lo que pone, rula. José Enrique Oti García. Leda y el cisne - Miguel Ángel

José Enrique Oti García.

Brea, una aldea casi moribunda de la Galicia profunda. En Brea, vivía Bastián, un hombre rural que nunca hiciera el Mal, es más, su esposa, Leonor,  lo tenía por un señor.  Un día, al mediodía, un halcón capturó y en una gran jaula lo metió.  Luego, del palomar, una paloma le llevaría para ver cómo la comía.  El halcón, ni la miró, y Bastián se enfadó: -¡Ya la comerás, emplumado Satanás! Bastián, en su casa se metió, y a su hijo Bastiancín, le explicó, cómo al halcón capturó. Al atardecer,  Bastiancín, que era un pillín, la puerta de la gran jaula abrió al halcón y a la paloma. liberó. Volando sobre una loma, preguntó al halcón la paloma:  -¿Por que no me comiste cuando pudiste? -No tientes a tu suerte que aun puedo comerte. Pero te lo diré: Dar satisfacciones a un degenerado, no fue, no es y nunca será de mi agrado. MORALEJA: Detrás de quien crees  un depredador puede esconderse un señor y detrás de quien crees un señor un depredador. José

Eres el descanso del guerrero. Mi paz. Me haces soñar al estar                     dentro de ti. ¡Te quiero! Mi vida. Mi alegría...                                ¡¡Te quiero, cama mía!! José Enrique Oti García.

Afortunado eres si amas  y eres amado.    Desafortunado no  eres si amas y no     eres  correspondido,  desafortunado     serías, si nunca hubieras  querido. José Enrique Oti García,

José Enrique Oti García.

Algunos en la juventud jugamos con fuego y salimos quemados.      Fue el precio que tuvimos que pagar por estar  enamorados.      Algunos, si volviéramos a nacer, aun sabiendo que nos               íbamos a quemar, volveríamos a amar.                                      José Enrique Oti García.

Besar con labios de fuego, ardientes,                                             /hambrientos,  es sentir como el alma vaga entre la                                            /niebla, es sentir cómo la noche de suspiros se                                           /puebla, es sentir cómo la pasión funde los                                            /alientos. Es buscar el valle  donde se sacian                                            /sedientos, es buscar el manantial que la dicha                                           /repuebla es conseguir que tenga luz propia la                                          /tiniebla. es buscar la ambrosía de los                                         /sentimientos. Es  buscar un divino paraíso                                        /terrenal, donde todo será mágico,                                       /maravilloso, delicioso, de ensueño, amado,                                       /especial. Es buscar de la hermosur

Las personas llevamos dentro un cordero y un  león,  que duerme,          casi inerte. Al  león,  por más  que  lo   controlemos,                         siempre habrá quien lo despierte. José Enrique Oti García.