En los tiempos de María Castaña, cuando España aún era España. Vivía en un castillo el Conde del Morrillo. Su hijo, Salomón, apodado el Fanfarrón, se encaprichó de los perros de una vagabunda llamada Raimunda, y cómo no se los quería vender en las mazmorras del castillo la acabó por meter. Ramón, el padre de Salomón, le dijo al Fanfarrón, con indignación: -¡¿Metiste en prisión a una mujer por esto que estoy a ver?! Si esos perros ni de caza son. -No es por lo que son, es por la acción. No me los quiso vender... le tocaron las de perder. Antoñeta la Coqueta, la madre de Salomón, el Fanfarrón, a la vagabunda Raimunda fue a ver, para dejarla en libertad, pues sabía que todo fuera una maldad. Miró para la muchacha, que estaba muy asustada, y se vio en ella reflejada. -Date la vuelta, criatura - le dijo con ternura. Antoñeta, la Coqueta. su espalda desnudó, y lo vio. Era un antojo en forma de corazón rojo. R aimunda, la Vagabunda, era su hija