¿Meter o no meter?
José Enrique Oti García.
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¿Quién no recuerda su primer amor? (poesía)
¿Quién no recuerda las mariposas que revolotearon con el beso primero? ¿Quién no recuerda con candor aquel bello, dulce, primer te quiero? ¿Quién no recuerda su primer amor? ¿Quién no recuerda los dulces labios que rebosaban ternura y decencia? ¿Quién no recuerda el esplendor de la tierna y adorable inocencia? ¿Quién no recuerda su primer amor? ¿Qué hombre no vivió pensando en ella? ¿Qué mujer no vivió pensando en él? ¿Quién no se moría por su grato calor? ¿Quien no daba por su pareja la piel? ¿Quién no recuerda su primer amor? José Enrique Oti García.
Mujer hecha de pedazos de cielo
Mujer, u n paraíso hay en tu grácil boca, un paraíso demencial, que a la boca del hombre vuelve loca cuando la quieres besar. Mujer, una cárcel hay en tus caderas, una bella cárcel del cristal, en la que nacen las lindas primaveras bañadas en aroma de azahar. Mujer, mujer hecha de pedazos de cielo, de tierra, de aire, de fuego... Vuela alto, vuela tan alto que tu único anhelo sea, que nunca tengas que anhelar. José Enrique Oti García.
Deseos
DESEOS Que lo diferente se haga normal. La desigualdad, igualdad La dureza, ternura. La maldad, bondad. La locura, cordura. La mentira, verdad. La impaciencia, paciencia. El encierro, libertad. El odio, amor. El desprecio, respeto, y la guerra... paz. José Enrique Oti García.
La Fe se tiene o no se tiene
La Fe se tiene o no se tiene, y no la tiene quien quiere si no quien puede, quien puede creer sin ver aunque vea la desgracia o la desgracia le venga a ver, que es en los días lluviosos y no en los soleados cuando demuestran su Fe quienes algún día serán llamados. José Enrique Oti García.
1975 - Manor Hospital - Epsom - Inglaterra
RECUERDOS Lejos de la mano de Nuestro Señor. Ángeles en un mundo sin conciencia, vagando entre la indiferencia de los loqueros. que en su vulgar incompetencia, yo veía, como lo peor de lo peor. La vista perdida. Buscando candor, una caricia, un gesto amable. ¡Decencia! Mas el destino dictara sentencia, les regalara aquella demencia que sacó de sus guardianes el rencor. El sonido de las ostias... Los gritos.... La inclemencia... El departamento. silencioso, era para los enfermos una flor. Huerta de cardos con alambre de espinos... Guardianes sin paciencia... Machacaban a los esperados por el Redentor. Mas yo percibía un latente frescor que escondían en su nula ciencia al verlos pasear por el corredor. Y vi que los locos sentían amor, y miedo... Se reían con prudencia si los miraba algún inquisidor. José Enrique Oti García.
Ya no pinto el arco iris por ella (poesía)
Ya no pinto el arco iris por ella. Ya no dibujo rojos corazones. Ya no le quiero bajar una estrella. Sonrío. Ya no soy príncipe de g orriones. Ya no siento dentro de mi la hoguera. Ya de la hoguera sólo queda la brasa. Ya se fueron, otoño, verano y primavera. Sonrío. La vida, inexorablemente, pasa. La bella era dorada salió por la puerta, mas para ella será mi último verso, pues ella era, la única fruta de mi huerta. Sonrío. Ella era, el centro de mi universo. José Enrique Oti García.
¿Qué es el sexo?
El sexo es un intercambio de fluidos causados por una unión física y mental que cuando el orgasmo alcanza su máxima potencia nos lleva a otro plano astral. José Enrique Oti García.
Así lo pienso y así lo digo
Tan cierto como que hay invierno y verano, que la vida le dará el cambio, tarde o temprano, a quien con falsa moneda paga a su hermano. José Enrique Oti García.
Gracias por todo
Por vuestra comprensión, como esposas. Por vuestra ternura como madres. Por vuestra atención, como amigas. Por vuestra dulzura, como abuelas... Yo, hoy, gracias os doy, con humildad, en mi nombre, y en nombre de todos los hombres de buena voluntad. José Enrique Oti García.
Yo soy así
Yo soy así... Un viejo chalado a la antigua chapado. De los que le escriben versos a su mujer aunque sepa que no los va a leer. De los que no regalan flores cuando hacen algo malo, sino que pide perdón por la equivocación De los que no se rinden por grande que sea el palo. De los que no se creen ni menos ni más que los demás De los que saben cuando debe hablar y cuando debe escuchar. De los que no niega a un necesitado el trozo de pan soñado. De los que no pueden cambiar la historia, pero que tampoco son tan burros como para tirar de la noria... Yo soy así... Un viejo chalado a la antigua chapado. José Enrique Oti García.
