Capricho - La hizo suya

El alma de un gorrión aguerrido

moraba en nubes de desilusión,

como sierpe mordía el corazón

y lo envenenaba sin compasión

intentando robar lo más querido.


Mas olvidar el ángel consentido

era ir al valle de la contradicción

vistiendo de luto la admiración

que sentía el extraviado gorrión

al soñar con el fruto prohibido.


Entre la niebla, cómo forajido,

voló un beso de seductor bribón

La osa vio en el gorrión un halcón

que le hizo olvidarse del marido.


La insolencia de un atrevido

convirtió a una gardenia en tifón

que arrasó con las alas de su pasión

al gorrión, al halcón y al bandido.


Sintió su aliento embravecido,

caliente como un juvenil sofocón,

y sin darse cuenta se había ido.


Voló por un mundo de colorido

montada en su caballo bermellón

hasta que casi pierde el sentido.


Quique








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