Capricho - Almas perdidas

  Disfrazando vanidad de grandeza 

  gozamos de mágicas madrugadas, 

mas dejamos horas dulces quemadas

    con falsas aventuras doradas 

    y sumimos al amor en tristeza.


  Sexo puro y duro en la rudeza

de almas perdidas, descontroladas,

 que gozaban de sus barrabasadas

   amenizando carnales veladas,

  era pura lujuria sin terneza.


  Garzas que anidaron en la maleza.

    Serpientes reptando acaloradas

  hacia placeres de vidas colmadas

   de placeres, fantasías y bajezas.


  Tigresas fingiendo delicadeza

 dejaban las sábanas empapadas

 gritando y temblando extasiadas,

 encontrando en el gozo riqueza.


   De pájaros tuve llena la cabeza.

 en mi juventud. En horas doradas

   donde la mentira era franqueza.


  Ahora que ya son aguas pasadas

     las mentiras y la falsa nobleza

   las contemplo cómo inocentadas.


José Enrique




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