Monólogo
Esto de tener un hijo no es tan hermoso
cómo lo pintan. Hacerlo, sí, pero criarlo...
Empieza la cosa con los pañales, pues la
primera vez que los vas a comprar ya te
asustan, al preguntarte si son para tres
cuatro o cinco kilos. Cómo no sabes de
que van los tiros, le dices: "¡Jesús bendito!
¡¿Cagan tanto?!" Pero la cosa se va
complicando, cuando empieza a hacer
preguntas. "¿Por qué fumas, papá? ¿Por
que bebes vino, papa? ¿Por qué diste con
el martillo en el dedo, papá?" Te sale un:
"¡¡¡Me cago en tu muelas!!" El muy
cabroncete se echa a reír, con ganas, y
parece que se ríe del mal ajeno, no lo parce,
se ríe.
Después está el sexo. Hay que buscar el
momento. Lo duermes. Esperas un poco y
después. ¡Al lío!
Metes la cabeza debajo de las sábanas,
buscando la mariposa añorada, y cuando
estás en lo mejor, te aparece un cabezón
al lado del tuyo. Te mete un susto de muerte.
Sueltas un: "¡¡¡La madre que te pario!!!", y
mientras se te bajan hasta las orejas, él
cachondo, sonriente, te pregunta: "¿Qué
haces, papa?"
Y la cosa se va complicando, aun más, cuando
va a la escuela, si va, pues al principio, va, pero
al gustarle las chicas, te viene, de la escuela, o
Dios sabe de donde y te dice: "Hay una chica a
la que voy a traer loca, ella aun no lo sabe, pero la
voy a traer loca. Un día de estos entro a matar".
Tú lo miras, es tu hijo, pero sabes que es feo, feo,
de los de enmarcar, y le dices: "Ten cuidado con
esa chica, hijo, ten mucho cuidado".
Se pone chulito y te dice que pondrá preservativo
Tú le dices que es otra cosa la que se debe
poner, si entra a matar. Por primera vez te pide
consejo, y cuando le dices que si entra a matar
se ponga el casco de la moto, le parece mal...
José Enrique Oti García.
Continuará... o no.
cómo lo pintan. Hacerlo, sí, pero criarlo...
Empieza la cosa con los pañales, pues la
primera vez que los vas a comprar ya te
asustan, al preguntarte si son para tres
cuatro o cinco kilos. Cómo no sabes de
que van los tiros, le dices: "¡Jesús bendito!
¡¿Cagan tanto?!" Pero la cosa se va
complicando, cuando empieza a hacer
preguntas. "¿Por qué fumas, papá? ¿Por
que bebes vino, papa? ¿Por qué diste con
el martillo en el dedo, papá?" Te sale un:
"¡¡¡Me cago en tu muelas!!" El muy
cabroncete se echa a reír, con ganas, y
parece que se ríe del mal ajeno, no lo parce,
se ríe.
Después está el sexo. Hay que buscar el
momento. Lo duermes. Esperas un poco y
después. ¡Al lío!
Metes la cabeza debajo de las sábanas,
buscando la mariposa añorada, y cuando
estás en lo mejor, te aparece un cabezón
al lado del tuyo. Te mete un susto de muerte.
Sueltas un: "¡¡¡La madre que te pario!!!", y
mientras se te bajan hasta las orejas, él
cachondo, sonriente, te pregunta: "¿Qué
haces, papa?"
Y la cosa se va complicando, aun más, cuando
va a la escuela, si va, pues al principio, va, pero
al gustarle las chicas, te viene, de la escuela, o
Dios sabe de donde y te dice: "Hay una chica a
la que voy a traer loca, ella aun no lo sabe, pero la
voy a traer loca. Un día de estos entro a matar".
Tú lo miras, es tu hijo, pero sabes que es feo, feo,
de los de enmarcar, y le dices: "Ten cuidado con
esa chica, hijo, ten mucho cuidado".
Se pone chulito y te dice que pondrá preservativo
Tú le dices que es otra cosa la que se debe
poner, si entra a matar. Por primera vez te pide
consejo, y cuando le dices que si entra a matar
se ponga el casco de la moto, le parece mal...
José Enrique Oti García.
Continuará... o no.
Comentarios
Publicar un comentario