Ocho versos

¡Ay, cuando fuimos penitentes!!
¡Cuántas veces hemos deseado
tener el amor a nuestro lado
en nuestros sueños más calientes!

Era soñar con almas encendidas.
soñar, soñar, soñar, soñar, soñar
con lo que ni podíamos rozar.
Éramos, dulces balas perdidas. 

José Enrique Oti García.





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