Maldiciendo (poesía)
Maldita sea la ingente distancia
que separa tu aliento de mi aliento,
maldita sea porque me sumerge
en el más asolador abatimiento.
Malditos sean los inevitables celos
que surgen en algún momento.
Malditos sean los campos sembrados
con palabras que no venían a cuento.
Maldito sea el pesar que desgarra
con sus sus cuchillas afiladas.
Maldita sea esta triste soledad
que añora dulces horas pasadas.
Maldito sea el caprichoso mañana
si tu ya no formas parte de él.
Maldito sea porque se burlaría
de quien a tu cariño fue fiel.
José Enrique Oti García.
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