Capricho (poesía)
Vivian en nubes azucaradas.
Amor y paz eran su compromiso
Sus besos eran frescos cuan heladas,
mas estaban de otra madera talladas,
madera de fantasías preñadas
no les bastaba un gorrión sumiso.
Eran ángeles con fuego en el viso.
Querían envolverse en llamaradas.
Vivían en sus nubes azucaradas.
Dichosas sin estar enamoradas
en su estrafalario paraíso.
Cómo un campanero indeciso
toqué a misa en las madrugadas
dando mil placeres sin compromiso.
En los setenta todo era conciso.
Si deliciosas eran las cascadas.
grandes eran las heridas dejadas
si el gorrión se volvía insumiso.
Al ensuciarse los talles en el piso
la paz se perdía entre cañadas.
y la vida daba al amor un aviso.
Mas el gorrión hizo caso omiso,
eran tan deliciosas las veladas
que dejó correr el caudal preciso,
José Enrique Oti García.
Sus besos eran frescos cuan heladas,
mas estaban de otra madera talladas,
madera de fantasías preñadas
no les bastaba un gorrión sumiso.
Eran ángeles con fuego en el viso.
Querían envolverse en llamaradas.
Vivían en sus nubes azucaradas.
Dichosas sin estar enamoradas
en su estrafalario paraíso.
Cómo un campanero indeciso
toqué a misa en las madrugadas
dando mil placeres sin compromiso.
En los setenta todo era conciso.
Si deliciosas eran las cascadas.
grandes eran las heridas dejadas
si el gorrión se volvía insumiso.
Al ensuciarse los talles en el piso
la paz se perdía entre cañadas.
y la vida daba al amor un aviso.
Mas el gorrión hizo caso omiso,
eran tan deliciosas las veladas
que dejó correr el caudal preciso,
José Enrique Oti García.
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