Capricho (poesía)

Luvia con sol iba acariciando,
mas las libélulas en mi neblina
alumbrando la plomiza rutina
que traía desgana matutina
pocas esperanzas me iban dando.

Como gato en un muro maullando.
Como una culebra viperina.
Como vómito de una cantina.
Como la peste en una letrina,
fue para sus ojos verme rondando.

Doloroso fue vivir suspirando
por aquella preciosa clavelina.
Una flor de Galicia,  campesina,
que mi alma iba martirizando.

Un gran mal me causó despreciando
cariño que las entrañas calcina,
y es que hiel se vuelve la cecina
cuando un amor se va desangrando.

Mas al irse el verderón alejando
y verse tan libre la golondrina
a su matorral se fue acercando.

Mi amor, que se fuera desangrando,
se volvió maravillosa encina,
el día que su amor me acabo dando.

José Enrique Oti García.




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