La persona abandonada

La persona, abandonada, suele cerrar la persiana al amor,
               y se sume en un mundo de recuerdos, 
          claros cómo el agua, y  obscuros cómo cuervos. 
Victima de un amor que ha magnificado, cierra su casa a cal     
                  y canto a todo lo que le había gustado. 
               Mas llegará el día, que cómo una melodía, 
            un rayo de sol, galante, se cuele por una rendija, 
         ilumine su semblante y los latidos de su corazón sean              
     un bello cante. Entonces se dará cuenta, al topar de nuevo 
con el encanto, que ese amor, no valía, ni una lágrima de su llanto.

José Enrique Oti García.

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