De mata a encina

Puede que un día te sientas sola, perdida,  cómo una ave herida, 
              a la que sus alas, ayer perfumadas de azahar, 
             ya no la dejan volar, y ahogada por las penas, 
sientas cómo se enfría la sangre de tus venas. Puede que ya tengas            una edad, y creas que la vida no tuvo contigo piedad. 
 Es el momento justo de dar un paseo. Te darás cuenta  de que los                    pájaros siguen trinando, que tu sol sigue brillando, 
             la tierra girando, y que tú puedes hacer dos cosas, 
               seguir llorando, o intentar disfrutar de la vida. 
¿Cómo? Comienza rompiendo la rutina, es el primer paso para pasar            de mata a encina, si lo das, te aseguro que la  felicidad,  
                          te espera a la vuelta de la esquina.
José Enrique Oti García.



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