Sus miradas eran olas de placer, sus palabras como miel recién cogida, sus besos los imaginaba de consentida su aliento debía estremecer. ¿Torbellino? ¿Hada? ¿Muñeca ? ¿Mujer? ¿Riada con pétalos de margarita que ahoga con su fragancia de vida entre suspiros en el anochecer? ¿Bendición para vista y sentido? ¿Encanto durmiendo en un vendaval? ¿Paraíso un día prometido? Es belleza se antoja inmortal, es sencillez que quita el sentido la diablesa con aroma celestial. José Enrique Oti García,