Ayer, amor,

       Ayer, amor, cerré los ojos
    y logré acariciar tu suave piel.
   Estuve en el jardín del Edén
al besar tus labios hechos de miel.

    Estuve en un nuevo paraíso,
 en un paraíso hecho de gemidos.
    Sentí una carroza de fuego
  quemando todos mis sentidos, 

   Sentí el precioso murmullo
   de una ola remontando otra ola.
     Vi a una encantadora sirena
   tocando una mágica caracola.

      Escuché dulce música celestial.
   Estuve  ¡unos segundos en el cielo.
  Escuché el tierno aleteo de un ángel
   mientras gozaba de su dulce vuelo.

José Enrique.

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