Capricho (versos)
Sus mimos por la noche van volando.
Sus abrazos buscan más que agrado.
Sus besos son de amor consagrado.
Sus ojos lo tienen aprisionado.
Sus caricias lo están desquiciando.
Preciosa caracola que va trepando
por los maduros frutos del granado
dejando atrás rastro plateado
que cubre la piel del enamorado
mientras su territorio va marcando.
A su gavilán está incendiando
con su dulce talle acalorado.
Es su brío rítmico, apasionado.
La tigresa lo está devorando,
Ritos del misionero va borrando
al deslizar su talle venerado,
que se ve glorioso, afortunado,
en la pradera que va arrasando.
Odiosos tabúes va pisoteando.
Es el pensamiento potro alado
mientras sus frutos va saboreando.
Viejos perjuicios se van esfumando
al ser un orgasmo algo sagrado
que la garza busca y acaba dando.
José Enrique Oti García.
Sus abrazos buscan más que agrado.
Sus besos son de amor consagrado.
Sus ojos lo tienen aprisionado.
Sus caricias lo están desquiciando.
Preciosa caracola que va trepando
por los maduros frutos del granado
dejando atrás rastro plateado
que cubre la piel del enamorado
mientras su territorio va marcando.
A su gavilán está incendiando
con su dulce talle acalorado.
Es su brío rítmico, apasionado.
La tigresa lo está devorando,
Ritos del misionero va borrando
al deslizar su talle venerado,
que se ve glorioso, afortunado,
en la pradera que va arrasando.
Odiosos tabúes va pisoteando.
Es el pensamiento potro alado
mientras sus frutos va saboreando.
Viejos perjuicios se van esfumando
al ser un orgasmo algo sagrado
que la garza busca y acaba dando.
José Enrique Oti García.
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