Al renacer la niña traviesa


Al renacer, la niña traviesa,
en el paraíso de la ilusión,
cuando su galán  la  besa
más le vale ser un león
pues libera la pasión, presa,
y se convierte en un ciclón


Luego, cuando serpentinas, 
atrevidas, tiernas, osadas
recorren sus bellas colinas
y nublan su dulce mirada,
es cómo una verde encina
envuelta en llamaradas.

Envuelta en llamaradas
arde la niña, arde la mujer,
arden floridas hondonadas.
queman sus entrañas, su ser,
y buscan esa mágica ensenada
donde las olas son de placer.

José Enrique, Oti García.








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