Año nuevo, recuerdos viejos
Tenía caderas de sirena seductora.
Tenía gestos de gatita enredadora.
Su aroma era de fresca margarita.
Era limpia como el agua bendita.
En sus ojos se reflejaban la aurora.
Sus manos traían una luz cegadora.
Su sonrisa le daba calma infinita.
Fue faro que iluminó su rectitud.
Fue verde senda entre dos tierras.
Fue inquietud y también quietud.
Fue paz entre sus muchas guerras.
Fue pájaro en su lejana juventud.
Fue amor que el tiempo no entierra.
José Enrique Oti García.
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