Capricho (poesía)

La hiedra me prendió por la cintura,

De fuego fue hecho el acoplamiento.

Sus manos iban perdiendo el tiento.

Sus miradas eran mi firmamento.

Estaba subiendo la temperatura.


Veintinueve años buscaban ternura.

Sesenta y seis años vivían el momento.

Los besos se bañaban en contento.

La alférez saludó al viejo sargento.

Se avecinaba una gran aventura.


Torbellino de caricias, bravura.

Quedó maravillado el portento.

De fruta verde era el sustento.

Un grato sustento de hermosura.


Ardía la tarde con la calentura.

La gaviota se perdió en el viento.

La garza en un grácil movimiento.

De rosas fue hecha la mordedura.


Serpentinas hechas con donosura

lograron fundir aquel monumento

en la ferocidad de la catadura.


¡Ay, Nena! Tu calor en mí perdura.

¡Que maravilloso es sentir tu aliento

buscando el gozo entre la locura!


José Enrique Oti García.

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