Capricho (poesía)
Encontráramos un nido de jilguero con cuatro huevos y uno se abría, la miré, picarón, ella sonreía. Voló la felicidad aquel día de mayo, maravilloso, hechicero. Ya teníamos algo en el sendero aparte de la vil melancolía, de tod as las noches de agonía y de la simulada valentía cuando el suplicio fue compañero. ¡Qué hermos o fue soñar en enero pensando que el candor envolvía un amor que no sería agua fría si llegaba a un desfiladero. Besos que guardé cómo tesoro poseían incalculable valía, era un tesoro que algún día serían parte del amor verdadero. Y fui el más galante caballero, defensor de honra, con gallardía, con la gallardía de un torero. Mas un día nefasto, traicionero, el puñal de su nueva picardía, clavó en mi amor su frío acero. José Enrique Oti García.