Capricho (poesía)

Virgen, como virgen inmaculada
la mire al fundirse los alientos,
y aquel torrente de de sentimientos
entre besos y estremecimientos
bailaron un vals en la madrugada.

Teníamos tanta miel guardada
que se olvidó de los lamentos,
y hallamos la rosa de los vientos
con la felicidad en su cimientos
mientras compusimos una balada,

Una balada de gozo preñada.
A sus notas estábamos atentos
y nos volvimos felinos hambrientos
buscando la ambrosía soñada.

Vi el arco iris en su mirada,
Un abanico en sus movimientos.
Sus suspiros eran  cuan filamentos.
Sus besos caían cono cascada.

Y nació, demencial,  en mi amada,
haciendo alarde de sus portentos
la nevada que mojo las quebradas,

Acaricié su melena plateada.
Lentos, muy lentos los movimientos,
De su enfado ya no quedaba nada.

José Enrique, Oti García.

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