Sábado, sabadete
José Enrique Oti García.
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La risueña ardilla Paquilla y la holgazana cuca Ana - Fábula
Vio la risueña ardilla Paquilla a la holgazana cuco Ana, sentada en el nido de la urraca Paca, y como era amiga de la urraca, le dijo a la bellaca: -¿Qué haces condenada? ¡Y no me digas que no haces nada, veneno! ¿Estás poniendo tu huevo en nido ajeno? Como ya había terminado de poner su huevo, la holgazana cuco Ana. se dio aires de señora. -Le calenté los huevos a esos chalados que los dejaron abandonados. La risueña ardilla Paquilla contó los huevos y vio que antes dos había y ahora uno más aparecía. -Le diré a la urraca Paca que un huevo no es suyo. que un huevo es tuyo. -No se lo puedes contar, y a que si lo haces el nido va a abandonar. La risueña ardilla Paquilla, se puso a cavilar y el secreto decidió guardar. Los polluelos crecieron y Paco Calle ja, que de Paca era pareja, vio que uno de los polluelos no fuera fecundado por él, y de su pico salieron palabras de hiel. La mundial se montó y Calleja a Paca abandono. La
De dos nubes nació una tormenta (poesía)
Llegaba el grato olor a menta acariciando los labios mojados por otros labios dulces, delicados, y en sensual pelea entregados, de dos nubes nació una tormenta Suena ya una melodía lenta hecha con abrazos apasionados, y con arrumacos encadenados deja los silencios empapados con una intensidad que alienta. La preciosa diosa está atenta a sus movimientos descontrolados. los corrige con sus muslos trenzados hasta que no aguanta y revienta. La marejada asoma violenta y los navíos quedan encallados en el maremagnum de los ahogados donde lo delicioso se fomenta. A veces bajo la luna le cuenta que a su lado hay momentos pesados en que su desgana lo atormenta. Como yo, vida mía. ¿Te das cuenta? A veces beso tus ojos cerrados y tu indiferencia es hiel cruenta ! José Enrique Oti García.
Soplar y sorber
Al mismo tiempo no se puede soplar y sorber, y por más que digan Podemos, cundo no se puede, no se puede poder. José Enrique Oti García.
Hay peces
Hay peces en el río, hay peces en la mar, hay peces que se pierden por la boca por no saber hablar. José Enrique Oti García.
Paella, besos y queso
En Valencia se encuentra la mejor paella, en la Mancha los mejores quesos, y en su boca, señora, los mejores besos. José Enrique Oti García.
Cae de cajón
Quien tira la primera piedra ya no esta limpio de pecado pues desde que la tiró ya está manchado. José Enrique Oti García.
Si fuera jardinero (poesía)
Si fuera jardinero, y tu quisieras, tu rosa podaría. Si fuera doctor, y tu quisieras, tus males curaría. Si fuera carnicero, y tu quisieras, mi carne te daría Si fuera pintor, y tu quisieras de besos tu cuerpo pintaría. Si fuera bombero, y tu quisieras, tu fuego apagaría. Pero como soy un gorrión. si tu quisieras, mi vida te daría. José Enrique Oti García.
En el amor
En el amor, a veces, creemos tenerlo todo y no tenemos nada, porque a veces, lo que creemos que es verdad es una mentira bien contada. José Enrique Oti García,
Si pudieras imaginar
Si pudieras imaginar mi desazón por ti. Si pudieras imaginar cuanto te he deseado. Si pudieras imaginar que hay dentro de mí. Si pudieras imaginar cuanto te he soñado. Si pudieras imaginar cuanto te he amado en los columpios de mi desesperación. Si pudieras imaginar donde te he besado en los calientes delirios de mi imaginación. Si pudieras imaginar lo que entre mis brazos le hice a la niña buena y a la niña traviesa. Si pudieras imaginar como mis abrazos transformaron a la palomita en diablesa. Si pudieras imaginar como te hice pecar. Si pudieras imaginar como me devorabas. Si pudieras imagina como te hice disfrutar, o te entregabas, mujer, o me apedreabas. José Enrique Oti García.
El respeto
El respeto no se regala. El respeto lo hay que ganar. Hay que empezar respetando si queremos que nos lleguen a respetar. José Enrique Oti García.
No debía haber pena sin gloria
No debía haber pena sin gloria. No debía haber trabajo sin recompensa, ni ser humano que fuese maltratado por decir lo que piensa. José Enrique Oti García.
La barca del amor (poesía)
Al naufragar la barca del amor cuesta recoger los pedazos. Olvidar los bellos recuerdos. Estar separado de sus brazos.` Pesa demasiado la soledad aún estando acompañado. Pesa la tristeza y la nostalgia de saber que se fue amado. Pesan demasiado los silencios, sin los arrumacos añejos. pero lo que pesa como una losa es sentirse cansado y viejo. Al naufragar la barca del amor cuesta recoger los pedazos. Olvidar los bellos recuerdos. Estar separado de sus brazos. José Enrique Oti García.
No hay pena que no se cure
No hay pena que no se cure. Ni hay camino que no se haga al andar, ni amor primero que se pueda olvidar. José Enrique Oti García.
No hay frío como el polar
No hay frío como el polar ni hay calor como el del desierto, ni persona desengañada que no ande con el ojo abierto. José Enrique Oti García.