1975 - Manor Hospital - Epsom - Inglaterra
RECUERDOS
Lejos de la mano de Nuestro Señor. Ángeles en un mundo sin conciencia, vagando entre la indiferencia de los loqueros. que en su vulgar incompetencia, yo veía, como lo peor de lo peor.
La vista perdida. Buscando candor, una caricia, un gesto amable.
¡Decencia! Mas el destino dictara sentencia, les regalara aquella demencia que sacó de sus guardianes el rencor.
El sonido de las ostias... Los gritos.... La inclemencia...
El departamento. silencioso, era para los enfermos una flor.
Huerta de cardos con alambre de espinos... Guardianes sin paciencia... Machacaban a los esperados por el Redentor.
Mas yo percibía un latente frescor que escondían en su nula ciencia al verlos pasear por el corredor.
Y vi que los locos sentían amor, y miedo... Se reían con prudencia si los miraba algún inquisidor.
José Enrique Oti García.
Lejos de la mano de Nuestro Señor. Ángeles en un mundo sin conciencia, vagando entre la indiferencia de los loqueros. que en su vulgar incompetencia, yo veía, como lo peor de lo peor.
La vista perdida. Buscando candor, una caricia, un gesto amable.
¡Decencia! Mas el destino dictara sentencia, les regalara aquella demencia que sacó de sus guardianes el rencor.
El sonido de las ostias... Los gritos.... La inclemencia...
El departamento. silencioso, era para los enfermos una flor.
Huerta de cardos con alambre de espinos... Guardianes sin paciencia... Machacaban a los esperados por el Redentor.
Mas yo percibía un latente frescor que escondían en su nula ciencia al verlos pasear por el corredor.
Y vi que los locos sentían amor, y miedo... Se reían con prudencia si los miraba algún inquisidor.
José Enrique Oti García.
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