Altivo está el roble de la ilusión con bellos corazones entrelazados. En sus ramas mil secretos guardados le dan sombra a sueños apasionados en medio de un arrollador ciclón. Juega con su talle, con tacto de visón, donde sus formas tienen tintes dorados, la ve con los cabellos enmarañados, con sus labios de carmín pintados, la ve cómo alma de su devoción. La ve rosa en campo de algodón que entreabre sus pétalos rosados para que sean virtualmente besados hasta que despierta su admiración. Es pícaro que roba cómo hampón esos suspiros encendidos, acalorados, esos momentos sublimes, sagrados, que son agua fresca en su desazón. Es cardo viejo, es un viejo ladrón. Es el olvido entre los olvidados. Es brisa marina que nunca será tifón. ¿Mas quien no huye de la vejación que causa la vejez en desafortunados? ¿Quién no busca luz en oscuro callejón? José Enrique Oti García.