La imagina suave como terciopelo, frágil y transparente como cristal, fresca como agua de un manantial, esplendorosa como el mismo cielo. Su boca la imagina de caramelo, su sonrisa descubre lo virginal. sus caricias la harían inmortal en un mundo de deseo y anhelo. Flor joven de dichosa primavera a la que no perdonó la natura y condenó con belleza fiera. Rosa radiante llena de dulzura que no deja de ser una quimera, quimera sana, quimera de ternura. José Enrique Oti García