Convertiría al gorri ón en chacal para que tú, gatita, al acariciar, te sintieras pantera en el palmar y tu devorar fuera algo celestial. Atizaría el fuego virginal y cada beso iba acalorar tu alma, pura, noble, estelar, al perderse en mi cañaveral. Pondría tu belleza en un pedestal para adorarte desde mi mirar como a una preciosa diosa carnal. Y te fundiría en mi lagrimal para que te sintieras en el gozar, de nuestro dulce país, capital. José Enrique Oti García.