Andrés, las náyades y la arpía (relato)

Andrés, era un joven de veinte años, moreno y aventurero.
Había llegado al pie de una montaña griega
que había descubierto en un viejo mapa.

Para ello tuvo que cruzar valles,
atravesar ríos,
subir y bajar montañas,

y pasar a través de una cueva, tras una catarata.

Allí estaba, majestuosa.
-¡Al fin! -exclamó.
La hada de los viento, rozando unas rocas, le dijo: "Huuuuuuuuye".
pero, Andrés, no la oyó.

Subió la ladera de la montaña,

al llegar a la cima, 

al tiempo que lo celebraba, la vio. Era una casa blanca en medio de un inmenso valle.
-¿Quien vivirá 
tan alejado de la sociedad?
La hada de los vientos, le dijo: "Huuuuuuuuuuuuuuuye"
pero, Andrés, no la oyó
Bajó la montaña y se adentró en el inmenso valle, por el que pasaban dos ríos,

y dónde había árboles frutales 

y animales de todas clases
Al fin llegó a la casa blanca.
-¿Quién vivirá en un sitio tan apartado? -se volvió a preguntar, Andrés.
La hada del viento, le dijo: "Huuuuuuuuuuuuuuuuye"
pero, Andrés, no la oyó. 
Se sentó sobre la hierba, y hizo un bocadillo de chocolate. 

Entonces las vio. Eran tres muchachas muy hermosas.

-¡Qué bellezas!-exclamó Andrés.
La hada de los vientos, pasando sobre las copas de unos árboles le dijo:"Huuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuye",
pero, Andrés, no la oyó.
Las tres bellezas llegaron junto a Andrés, y le dijo una de las muchachas: 
-¿Qué clase de animal eres?
-¡Soy un hombre! -respondió, Andrés, enojado.
-¡Un animal que habla!
¿Qué dios te dio el don del habla?
-El mismo que te dio a ti el don de toca pelotas -dijo, Andrés, 

enfadado.
-No es una toca pelotas, hombre, -dijo la otra muchacha-. es una náyade, como yo, y esa -señaló a la otra joven-,

 es una arpía.
-Y yo, soy Andrés, el hermano de Hércules, no te jode.
-Ya hace años que no lo hace, pero me jodió,
me jodió. O sea, que eres un bastardo.
Andrés, no sabía, si llorar o reír. Opto por darle un mordisco al bocadillo.

Arpía, a verlo le dijo a las náyades:
-Debe ser hijo de primos. Es tonto perdido. Mirad cómo saborea la 
mierda.
Andrés, se puso de pie.
-¡Me cago en todo lo que se menea! Esto, es chocolate, chocolate, retrasadas. Comida de dioses.
A Arpía le entró la curiosidad.
-Danos unos trozos. Vamos a probarlo.
Andrés, les dio unos trozos, lo probaron y exclamó una de las náyades:
-Era verdad....¡Es comida de dioses!
De repente, se hizo de noche.

Le preguntó a Andrés, Arpía:

-¿Quieres dormir en nuestra humilde morada?
-Mejor que dormir al raso...
La hada de los vientos, pasando sobre la casa blanca, de dijo a Andrés: "Huuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuye"
pero, Andrés, no la escuchó.
Andrés, agotado, enseguida se quedó dormido. Cuando despertó, las jóvenes, no estaban. Salió de la casa y las vio.
Estaban desnudas, jugando
Andrés, 
creía estar en el cielo, cuando Arpía, llegó junto a él.
Le estaba besando el cuello, cuando, Arpía se transformó en lo que en realidad era.


La hada de los vientos, le dijo a Andrés:"Huuuuuuuuuuuuuuuye".
Andrés, esta vez, la oyó, pero era demasiado tarde para huir.

José Enrique Oti García.

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