Fe, sí, fanatismo, no
Hace años vi a una niña en una procesión de esas del copón. Caminaba de rodillas. Tenía las rodillas ensangrentadas, las tenía muy mal paradas, iba caminando así para cumplir una promesa que le habían hecho su padre y su madre a la Virgen de las Cabezas. Vi a su madre a su lado, parecía la reina de las dehesas. Vi al cura, poderoso, orgulloso, y creí ver a la virgen llorando al ver como la poca ciencia era pasto de la prepotencia.
José Enrique Oti García.
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