Miscelánea de autodidacta

José Enrique Oti García.

José Enrique Oti García.

  José Enrique Oti García.

Si sigues amando a alguien que te amó y ya no te ama, es triste saber que está en otra cama,  pero más triste era ver en su mirada que de su mor ya no quedaba nada. José Enrique Oti García.

Largos, muy largos, se hacen los tramos del camino cuando en ellos      se instala la maldad, y cortos, muy cortos,  cuando llega la                   felicidad, mas no debemos olvidar,  que la pena,                 se va a quedar, si nos ponernos a llorar,                         pero si sacamos pecho, la pena,                                coge  el camino  y se va                                      por donde vino. José Enrique Oti García.                                  

La mujer recatada, la que te mira y baja la mirada, puede ser             pasional, arrolladora cómo un vendaval, fuego latente que        abrase tu cuerpo y tu mente, solo tiene que encontrar a                           quien la sepa... hacer vibrar.                                Y es no hay mujer fría,                                 hay hombres, que no                                     saben dar alegría. José Enrique Oti García.

Sueña que es prisionera de noche embrujada, Sueña la enamorada con ser amada. Sueña que sus labios aturden sus sentidos, Sueña que sus besos son correspondidos. Sueña que es luz, que es un estrella, y no sabe que él, se muere por ella. José Enrique Oti García.

Tu talle es, a veces, jardín con aromas primaverales, a veces  inmenso mar con estrellas y corales. Tu talle es, a veces, hoguera, con bellas  llamas de pasión, a veces preciosa melodía que va robando el corazón. Tu talles es, a veces, mujer, pecado, dentro de la pureza, y siempre, criatura bendita, lo mas bello de la naturaleza. José Enrique Oti García.

 

Toda persona casada, soltera con pareja, o arrejuntada, tiene una lucha  interior cuando se encuentra con una  belleza desmesurada que la mira acaramelada. Pocas veces triunfa la fidelidad y muchas la infidelidad, y cuando triunfa la infidelidad es  porque en lo referente a lo carnal todo ser humano lleva dentro el instinto animal, e incluso siendo fiel, con el pensamiento acaba siendo infiel.          José Enrique Oti García.

La noche es  bola de fuego, Nace la diosa, muere la señora. La loca pasión se eterniza La picaresca es ave canora. Un rayo de luna, travieso, ilumina su carita, seductora, y descubre, entre suspiros, que una diosa también llora. Llora,  al sentir tanto gozo, llora, por la dicha que aflora, llora, llora y sigue llorando. por esa felicidad que devora.

Bendito sea cualquier te quiero, que venga de los labio de una mujer, cuando entrega  su querer, pero hay muchos modos decir    te quiero y el que yo prefiero, es el te quiero susurrado al oído, cuando voy va a perder el sentido, ese te quiero, ese te quiero es por el que mataría,  porque con él me muero. José Enrique Oti García.

                               

                      En una noche loca de placer,               en la que el cielo es la boca de una mujer.                a veces el director debe desaparecer                           pues dejando de dirigir,           la orquesta  que toca la melodía  del sin vivir                             que  surca la vieja ruta,                             y entregándole al sentir,                                     en la batuta                          ...

¿Quién no soñó con ser soñado? ¿Quien, soñando, no se emocionó? ¿Quién, en sueños, a su rosa no ha besado? ¿Quién, en un sueño, no la enamoró?

La verdad, hablando con sinceridad. Me  gustan  las mujeres cómo las  de  antes, serias, elegantes, a las  que no les  gustaba enseñar y había que adivinar, las poco escotadas, finas, educadas, con la falda hasta las rodillas, las que cuando te sonreían te derretían, las que no querían  más varón que el que por primera vez le hiciese cosquillas, las que odiaban los tunantes... y es que yo, soy un hombre de los de antes. José Enrique Oti García.

"Nadie puede ocupar el lugar del amor de mi vida". -le dijo ella a su nuevo enamorado, que le respondió, resignado: -"Con Dios, que se quede una donde podían estar dos. No puedo ser tu amigo, pero no te engañes, no era el amor de tu vida, si lo fuera seguiría contigo". Fragmento de uno de mis relatos cortos. José Enrique Oti García.

Ángeles de buena cuna que desprecian el satén, que vuelan por el Edén, hijos de la fortuna. Ángeles de baja cuna ropas remendadas criatura desafortunadas, son hijos de la luna. Ángeles sin cuna, sin ropa que poner, sin que comer ni beber, sin esperanza ninguna. La vida es como es y si te te sales del tiesto tu futuro será funesto cuando te paren los pies. José Enrique Oti García.

  Vella chepuda é a soidade (Vieja jorobada es la soledad) Haberá indecencia na furia, quizais na decencia, frivolidade, mais mesturando candor e saudade non vai vir do inferno a luxuría. Por mor deses relamidos da curia non vou sentir polo teu mel, saudade, que vella chepuda é a soidade e sempre leva manto de penuria. Eu heite facer voar e revoar cando visite a frequiña ermida. os montes as leiriñas e o pombar. Afogarei en gozo a tua vida, fareite soñar despois de soñar ata que a dita te deixe rendida

Me gustaría  ser filósofo para decir con filosofía,     que esta vía, con sombras y con claridad,              que me lleva a la eternidad,                     para ser feliz,          sólo me hacen falta  cuatro cosas.                  Un puñado  de sueños,                       ganas de vivir,                         mis claveles,                         y mis rosas. José Enrique Oti García.                      

Si algún día las aguas turbulentas bajasen por el río del amor. Si un día vieses llegar tormentas, que van enfriando el calor. Si un día quiere volar un triste adiós envuelto en corona de espinas, si un día, la  ilusión, que era de dos, se va perdiendo por las esquinas.  Si un día subiese demasiado la marea y ves que las olas se van a llevar tu nido, recuerda que esta vida es una pelea, y la gana, quien nunca se ha rendido.

Creo que soy a un desfasado, pero moriré enamorado. Veo cómo danza el amor donde otros solo ven sexo, veo la belleza de una flor donde otros sólo ven el beso. Veo a un cariñoso trovador donde otros ven al artista, veo adular a un señor donde otros ven conquista. Veo en el aire romanticismo donde otros ven cursilería Veo demasiado cinismo donde otros ven algarabía. Creo que soy un desfasado pero mori ré enamorado.

El amor tiene cadenas que llevan los enamorados,    y cuando se rompen  se ve la huella han dejado.               Llega la carretera del olvido,  que se convierte en recuerdo  con nombre y apellidos.                 Hasta que un día, cómo dulce melodía                         vuelven las cadenas,                y aun teniendo la lección aprendida         sabiendo que lo dulce puede amargar la vida                     el amor  vuelve a encadenar              y es que el ser humano necesita amar                y aunque mil veces acabe herido                   sabe que viviendo sin amor...

Al amar a una mujer, debe volverse el caballero en capitán de un velero que el pudor haga perder. Al amar a una mujer hay que ser peregrino, peregrino de un camino que la haga enloquecer. Al amar a una mujer el alma se debe entregar y así  hacerla olvidar lo que pudo sentir ayer. Al amar a una mujer, deben ser cómo terciopelo los besos que la lleven al cielo cuando comience a fallecer. José Enrique Oti García.

En la victoria conocerás a tus enemigos, en la derrota, a tus amigos. José Enrique Oti García.

Eres tú, hierba verde bajo  acogedor  roble, hierba que acama una brisa, suave, dulcemente noble. Eres tú, rayo de luna que ilumina la mirada. Es tu boca en su boca, miel de noche soñada. Eres tu, dulce paloma, fruta fresca de la dehesa, eres, mujer, señora, dama, y a veces, dulce tigresa. José Enrique Oti García.

En la victoria, no te vanaglories celebrándola de tal forma que              hieras los sentimientos de nadie. Recuerda que la fiesta            va por barrios, y que otro día, le va a tocar a un                                  barrio que no es el tuyo. José Enrique Oti García.

Mujer eres un soplo divino, eres cómo la sonrisa de un niño, eres un interminable atardecer, eres el amor, dentro del cariño. Eres bello ángel de la guarda, eres muñeca de porcelana fina eres un sueño dentro de un sueño. eres manantial de agua cristalina. Mujer, eres brisa en la aurora eres luna llena al anochecer, eres rosa del jardín del Edén, eres. arco iris después de llover. José Enrique Oti García.

El amor no envejece, madura, y el Romeo o la Julieta, que diga que con el paso de los años, su amor, sigue tan fresco, cómo el primer día, vive en un mundo de fantasía.

Si te enamoras, a tus viejos amores, muertos y enterrados, jamás les lleves flores, o acabarás llevándoselas al nuevo amor. José Enrique Oti García.

Él no pretendía volar, volar en su aliento, aliento de luz bañado bañado por el viento. Él no pretendía soñar, soñar con tocar la luna, luna que era chiquilla, chiquilla de pobre cuna. Él  sólo pretendía amar amar sin ser amado, sin ser amado por la mujer que hoy está a su lado. José Enrique Oti García.

El niño, travieso, ve a una niña  obesa y se  mete con ella, sin saber el daño que hace, el hombre, imbécil de nacimiento, hace lo mismo, sabiendo que causa sufrimiento. Si se parase a pensar un momento, cuenta se daría, que obesa puede estar, su madre, su abuela o su tía, o  las  tres, y  que algún día, él,  que ahora esta delgado, puede estar de michelines cargado, y cuenta se dará, de que la obesidad, cuando no es por enfermedad, puede traer felicidad. MORALEJA: La misma inquina con la que vas dañando, a la vuelta de la esquina  te puede estar esperando. José Enrique Oti García.

                                                                                               

Soy un humilde gorrión anidando en unas ramas donde bellos ruiseñores morían por hacer sus camas. Soy un humilde gorrión. de plumaje, normal, corriente. con nobleza en el corazón y ante la envidia, indiferente. Soy un humilde gorrión de una calandria enamorado, calandria que es ese sueño, que de niño había soñado. José Enrique Oti García,

Nunca juzgues la rectitud de un orador por sus palabras, juzga sus palabras por su rectitud. José Enrique Oti García.

Podría soportar, que mi amor se fuera del hogar, si yéndose fuera mariposa, dichosa, podría soportar esa ausencia, dolorosa, lo que no podría soportar, es saber que alguien toca, los  besos que he dejado en su boca.                                                                       J.E.O.G.

Eres ángel de fuego. Eres ángel terrenal, Eres ángel de miel. Eres ángel celestial. El es, diablo enamorado, Diablo conquistador. Diablo a tus pies postrado. Diablo buscando amor. La duda es cómo un puñal que rastreras puñaladas da. Entierra ya el  triste pasado que lo muerto, muerto está. José Enrique Oti García.

La persona, abandonada, suele cerrar la persiana al amor,                y se sume en un mundo de recuerdos,            claros cómo el agua, y  obscuros cómo cuervos.  Victima de un amor que ha magnificado, cierra su casa a cal                        y canto a todo lo que le había gustado.                 Mas llegará el día, que cómo una melodía,              un rayo de sol,  galante, se cuele por una rendija,           ilumine su semblante y los latidos  de su corazón sean                     un bello cante. Entonces se dará cuenta, al topar de nuevo  con el encanto,  que ese amor, no valía, ni una lágrima de su llanto. José Enrique Oti García. ...

       Con el amor, las sensaciones se vuelven mariposas.   Con el desamor, las espinas son  lo que nos queda de la rosa. Amor y desamor, conocerlos, es descubrir el Cielo y el Infierno,                  ignorarlos, es vivir un eterno invierno. José Enrique Oti García.