Miscelánea de autodidacta

El abuelo

El tiempo es descarado fanfarrón, el tiempo es resistente cabestro. el tiempo es luchador ambidiestro, el tiempo es ramera de vocación. El tiempo es juez que no tiene perdón, el tiempo es compañero ancestro, el tiempo es implacable maestro, el tiempo es miseria de gran campeón. El tiempo es guía de la mentira, el tiempo es una felina cruenta, el tiempo es un ciego que te mira. El tiempo es quien se llevó mi menta, el tiempo es quien apagó la pira, el tiempo es quien trajo la tormenta. José Enrique Oti García.

                                          

Un niño, está en el salón de su casa, con su padre, su madre y su hermana pequeña, Se le da por darle una patada a una pelota y rompe un jarrón. El padre le dice a la madre: -Éste nunca cambiará, sin embargo, mira la NIÑA que PINTA tiene de SANTA, MARÍA. El, niño, sonríe, y le dice a su padre: -Has puesto las tres carabelas de Colón, cuando hablabas. -¿Cara velas? ¡Una cara nueva te voy a poner a ti! José Enrique Oti García.

Un anciano, gallego, de aldea, le dice a su esposa: -Las prostitutas son un bien público y las viejas sois un bien privado -Totalmente de acuerdo. -Es muy  raro que me des la razón. -Cuando la tienes, la tienes. Las viejas somos un bien privado de cariño, de respeto y de lo que les sobra a las prostituta. -¡¿Qué les sobra?! -Pirula, Ramón, pirula. José Enrique Oti García.

El hombre se come una y cuenta diez, a no ser que esté gordo, si está gordo, se come diez y cuenta una. José Enrique Oti García

Un hombre en el diván del psiquiatra. -Le di una hostia a mi padre y, a mi madre, ni le hablo. ¡Los odio por sus apellidos y por el nombre que me pusieron! -¿Cómo se llama usted? -Tiburcio Caga en el Campo Ladrón de Guevara. -¡La hostia! -Cómo un templo, doctor, la hostia que le di  fue cómo un templo. José Enrique Oti García.

En una aldea, gallega, le dice un muchacho a un anciano: -Señor Ramón, su mujer me echa los tejos. -¡Qué suerte tienes, chaval! A mi me echa los perros. José Enrique Oti García.