Me dices, que quieres, amigo, a una mujer buena, que se volvió dura, huraña, porque se le quemaron las entrañas cuando casi se muere de pena Que es una mujer curtida en trescientas mil y una batalla, con trescientas mil y una herida. causadas por un miserables canalla. Una mujer que aprendió a sonreír cuando se cansó de llorar. Que escapa de ti cómo del fuego. Que se niega a escuchar tus palabras de apego Y luego me preguntas, amigo, si la debes olvidar. Y yo te digo, amigo. Por una mujer así, vale la pena vivir. Por lograr su amor, vale la pena luchar. José Enrique Oti García.